domingo, 23 de agosto de 2009

Diferentes teorías acerca de los demonios lúbricos


Aunque la tradición judeocristiana y la de otras culturas monoteístas ha considerado a los íncubos y a los súcubos como seres malignos, proyecciones monstruosas de la lujuria de los durmientes, metáforas tremendistas de las fantasías que causan las poluciones nocturnas o la parálisis del sueño, las teorías modernas los han descartado, calificándolos de supercherías o (en el caso de jung) relacionándolos de forma directa con el arquetipo del “ánima”.
Por otro lado, existen teorías profanas que ven a los demonios lúbricos como seres que se pueden dominar y utilizar para alcanzar altas formas de placer sexual y estados alterados de conciencia. william burroughs es uno de los pocos escritores modernos que trató y redefinió el tema en sus libros, artículos y entrevistas. En su novela El lugar de los caminos muertos (1984), un personaje de Burroughs habla de los espíritus-zorro japoneses, demonios capaces de adoptar cualquier forma (hombre, mujer o niño) para seducir a sus vícitmas y, en una conversación con victor bockris el propio escritor dijo lo siguiente:
“Los íncubos y súcubos pueden ser dañinos y destructivos. Como con cualquier situación sexual, el peligro depende de cómo la manipules. Todo sexo es potencialmente peligroso, porque nuestros sentimientos sexuales nos hacen vulnerables. ¿Cuánta gente ha sido arruinada por un amante? El sexo conlleva un punto de invasión y los súcubos y los íncubos simplemente nos hacen intensamente conscientes de esto. (…) El sexo es físico. Si fuera posible para cualquier persona pulsar un botón que hiciera aparecer a un íncubo o a un súcubo, creo que la mayoría de la gente preferiría tener relaciones sexuales con uno de estos demonios a las aburridas cópulas con gente real”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario